LAS PRIMICIAS
primicias de todos tus frutos.
Proverbios 3:9
Marta
era muy aficionada a las flores y las plantas. Al ver el interés de ella, su
padre le había concedido un pedazo de terreno en el jardín de su casa para que
ella lo cultivase. Su hermano Pepe de vez en cuando la ayudaba a sacar las
malas hierbas. ¡Con qué ansias esperaba la cosecha de las verduras y las frutas
que había sembrado!
FRESAS
MADURAS
Un día Pepe
vino corriendo en busca de Marta. En las manos llevaba algunas fresas maduras.
Quería pedir permiso a su hermana para comérselas. ¡Se le hacía agua la boca al
mirar las hermosas frutitas rojas! –¡Marta, Marta! He recogido las primeras
fresas maduras. ¡Vamos a probarlas! Pepe estaba por metérselas en la boca
cuando Marta lo detuvo. Con toda seriedad dijo: –No podemos comer esas fresas,
Pepe. Es el primer fruto maduro de nuestras plantitas. –Y ¿qué? Con mayor
motivo podemos disfrutar de ellas. Yo me las como. –No, no. Son las primeras
fresas, y... –Y... las fresas deben estar bien ricas –dijo Pepe, dando vueltas
con la lengua por los labios.
LA
PRIMERA COSECHA
Pepe se quedó con las ganas de comer las ricas
frutitas. Él no podía comprender la importancia de dar
la primicia, el primer fruto, al Señor; pero tuvo que
ceder ante la decisión de Marta porque el terreno y las
plantas eran de ella.
FRESAS
De mala gana Pepe puso en una fuente las fresas
que había recogido y fue con Marta a buscar más fresas
maduras. Juntos fueron a la casa de Dios para
ofrecer las fresas y con alegría se las entregaron a nuestros pastores
ellos se alegraron cuando vieron ese gran gesto tan bello de marta.
Marta y Pepe volvieron felices a casa. Otro día ellos
comerían fresas. Ahora tenían la alegría de haber compartido
el primer fruto de la huerta lo mejor de todo era que sentían en su corazón
que el Señor había aceptado la ofrenda.
Días después Marta aprendió un versículo de la
Biblia que habla de las primicias. Apréndelo tú también.
Leer proverbios
3:9
TUS PRIMICIAS
No todos tenemos un jardín o un huerto de donde
ofrecer primicias al Señor. Pero todos alguna vez recibimos
dinero como propina o como pago por un trabajo.
Antes de pensar en cómo gastarlo, demos una parte
al Señor. ¿Darás tu primicia? Llevarla a la iglesia.
NOTA: SI QUIERES FORMAR PARTE DE ESTE BELLO MINISTERIO PUEDES
DIRIGIRTE A LA OFICINA DE MIVAM INFANTIL MAYOR INFORMACION
0414-542/873
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